CATALOGO    1ª Exposición Fotocalcofotografias 1999


Arte


AQUÍ NO SE ACABA LA COSA
 

Esta exposición, a la que acompaña este escrito, inevitablemente y corno casi todas posee dos lecturas
distintas según el grado de conocimiento que el espectador tenga del autor. El autor responde al nombre de
Natxo Zemborain y posee un extraño poder, una virtud que lo convierte en un buscador inagotable de
experiencias. Pertenece a una escasa - lamentablemente - raza de vitalistas empedernidos, gentes que en el
fondo poco importa qué disciplina ejerzan, sobre qué o quienes se ciñe su curiosidad y de qué viven

Si en todos los casos el autor despeja aspectos concretos de su obra, en Natxo acontece justo lo contrario, se
abre un caudal de sorpresas que hablan de él de muchas maneras, voces diferentes aunque haya que convenir
en que parecen emanar del mismo lugar y la misma época. Este hombre ejerció alguna vez la meritoria
vocación del periodismo, decidió que tal y como está concebida la sociedad actual, era menos aburrido
solazarse con aquel tiempo en que la psicodelia abría una puerta de colores tras cuyo umbral se percibía un
mundo lleno de vértigos. Tal vez sea ese el único común denominador de todas las experiencias que subyacen
en lo que Natxo crea. Hay movimiento, una sensación de ingravidez, una atmósfera de límites imprecisos y
borrosos, laberinto de apariencias, en definitiva, puro juego.

Esa actitud que no se circunscribe a ningún "ismo" concreto, encuentra reflejo en la disposición de este sujeto
heterodoxo. Prolíficos y versátiles los trabajos que aquí se muestran no son sino un aperitivo, una muestra
significativa pero incompleta de ese universo que gira alrededor de este hombre. No en vano; del experimento
y su repetición nace un cruce que tiene la virtud de sugerir destellos de originalidad, un divertimento que en el
fondo se encarga de desvelar que el autor y su goce es lo primero. Por eso resulta aconsejable conocer a este
autor. Porque parece inagotable. Pero llegar hasta allí no es cosa de emisarios ni intermediarios. Es cosa de
cada uno y el buen mérito de Natxo estriba en que es capaz de ser uno para muchos

JUAN  ZAPATER

 


 

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