Está claro que el mundo es un espectáculo.
Por lo menos, visto con los ojos de Natxo
Zenborain, todo lo que tenemos alrededor es susceptible de ser
modificado.
Me parece que cuando Natxo mira cualquier cosa
que tiene cerca, está transformándola de manera automática. Se
niega a aceptar aquello como se ve y decide cambiarlo, en parte
porque quiere divertirse y también porque modificar el
aspecto de las cosas es una forma creativa de apropiárselas y
una manera de combatir la pereza y la rutina que a veces nos
impiden descubrir y disfrutar lo que tenemos cerca.
En todo caso, es seguro que el mundo que ahora
nos propone, va a cambiar de nuevo, en cuanto tenga la más
mínima oportunidad
Pedro Salaberri
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