LA ESTAFETA DE NAVARRA 31-12-2004

En arte nunca se destruye; eso lo dejo para los bárbaros

 

Natxo Zenborain. Artista

 

Pamplonés de toda la vida. Natxo Zenborain está a punto de cumplir los cuarenta y cinco años. Casi se podría decir que todos ellos dedicados al arte, pues a los nueve años de edad ya participó en una exposición y con tan solo quince añosd fue reconocido por artistas tan importantes en Navarra como los hermanos Basiano o Patxi Buldain. Además de pintar y de investigar nuevas formas de arte, fue uno de los primeros críticos de arte de la prensa regional

 

 

Aunque no estamos muy acos­tumbrados a disfrutar de su obra en Pamplona, Natxo Zen­borain es uno de los artistas na­varros con más proyección inter­nacional. Hace dos años fue re­conocido con una mención en la Bienal de Arte de Florencia y re­cientemente ha expuesto nada más y nada menos que en París. Su obra es difícilmente clasifica­ble, siempre en busca de la inno­vación y la originalidad.


¿París sigue siendo la cuna del arte?

Por lo menos muestra mucho más interés que Pamplona. Yo lle­gué allí con la cantidad de artis­tas que hay. Pero mi obra que vie­ron les sorprendió porque es distinta a lo que se hace habitualmente.


Sus obras no son muy corrientes.

Es cierto que no he visto obras como las mías. Algunos artistas se dedican a hacer la copia de la copia y cuando esa recopia les ha gustado se ponen a repetirla como churros. A mí nunca me ha gustado eso, yo prefiero investi­gar, pensar nuevas cosas, porque si no sería como un trabajo de fá­brica. Un artista se supone que tiene que estar con la cabeza pensando cosas, recibiendo y tra­bajando y eso es lo que estoy ha­ciendo desde que empecé en esos avatares.


Usted recibió su primer premio a los nueve años.

Sí, además estaban en el ju­rado Basiano, Ciga y gente así. Fue gracioso porque lo hice con plumilla, porque me daba miedo el color pero, al tiempo, me di cuenta de que el color está con­cretamente medido, calibrado, estudiado y pensado para el ser humano.


Y entonces casi se pasó de color.

Si, y me gusta más cuando mezclo la fotografía y la pintura. Creo que todo son herramientas válidas para desarrollar algo nue­vo. Antes estaban los clásicos que decían que la fotografía tenía que ser en blanco y negro con unos esquemas lógicos. Si te fijas cada civilización tenía sus cánones, eso era lo máximo. Y cada nueva civilización ponía sus propias normas. Entonces, por qué no jugar con todos los conocimientos y sacar algo nuevo.

¿No puede pensar alguien que la búsqueda de nuevos cánones llega a ser destructivo?

Destruir en arte, nunca se destruye nada, porque eso es algo de bárbaros. Yo busco siempre presentar, asimilar, jugar con los elementos. La destrucción la dejo para los bárbaros, que aunque suena a lejano, están presentes, hay bárbaros que destruyen toda la cultura.

¿Qué evolución ha llevado tu obra en todos estos años?

Como bien dices, ha sido una evolución. Comencé con dibujos, luego trabajé la fotografía, porque me gustaba desde pequeño. Porque una foto bonita la saca cualquiera, pero darle vida a esa imagen ya requiere el uso de la cabeza. Luego me gustó el transforman, con la técnica de polaroid, que permitía a los tres minutos de obtener la imagen, mover los pigmentos. Luego vinieron los ordenadores, que también permiten el trabajo artístico. A mi no me gusta rechazar ninguna herramienta, aprendo de todo.

No es la primera vez que acudes al extranjero. ¿Que captas en el extranjero que no encuentras aquí?

La diferencia es abismal. En el extranjero se cuida lo que se tiene y aquí te partes de risa con lo que hacen. Yo me encontré con un perro disecado en una vitrina. Les pregunté qué era y me comentaron que era el último perro que tuvo Napoleón. Aquí preguntas a cualquier pamplonés dónde está el museo Pablo Sarasate y casi nadie tiene ni idea. Y así en múltiples detalles, porque aquí viene un turista y no tiene ni idea de dónde está la catedral o el museo de Navarra porque no está indicado. Entonces me falta la cultura, la sensibilidad, el saber estar.

Y en cuanto a los artistas extranjeros,. ¿Qué ha captado?

Hombre , es una amalgama muy grande. Tienes en evolución y tienes la copia de la recopia y de esos a patadas. Hay algunos que son divinos porque tienen padrinos y otros que 1o hacen mucho mejor que están igual en Montmartre. Eso del arte es muy relativo. Hay gente que igual tiene unas obras buenísimas, pero por desconocimiento de quien debiera, están ahí ocultos. Hay artistas que no están dónde debieran y otros que están donde no debieran, pero eso ya es un negocio comercial como cualquier otro donde hay unos intereses.

Performance en pleno centro de París

El pasado mes de noviembre y parte de diciembre expuso en la Maison Basque de París, donde conoció a parte del mundillo artístico que se mueve por la ciudad del Sena. Como cierre de esta muestra, realizó una performance en la plaza Marmottan consistente en la colocación de distintas obras en bancos y papeleras y una serie de huellas de pisadas en el suelo de la plaza. Según Natxo, «era una forma de romper un poco la monotonía que podía sentir la gente cuando pasas todos los días por el mismo lugar, aunque ya de por sí sea hermoso».

PABLO J. OJER /PAMPLONA